No sé si es necesario marcar un día impuesto. ¿Qué hay que celebrar? Puede que se pregunten muchos y la verdad que no sé.
Pero bueno, al menos ha sacado a miles de personas a la calle con unos trajes vistosos y la música folklórica que sólo suena para estos días. Un gran baile de magos con las mismas personas de siempre, las que caminan por las calles como zombies, las que están detrás de ventanillas y las víctimas del otro lado, las que les cuesta recuperar el sueño pensando en las deudas, las que tienen que pagar a hacienda hasta para respirar. Los declarados insolventes o los aprovechados que de cada corrupción sacan provecho.
Los que labran los campos y los que invaden las ciudades, los que lloran y a los que les cuesta hablar; los alienados que han caído en la trampa pero imaginan que son felices.
Los que les dijeron un día: son autónomos y dijeron: “Vaya ¿Eso significa que mejorarán las hespérides destrozadas y enterradas en cemento?” No, significa que serán más los que te exploten, los vividores de alto sillón y baja cama.
Pero bueno, las 7 islas maravillosas, esmeraldas del Atlántico, con sus picos multicolores, sus volcanes y sus sueños, no cesarán. Y cada día es de ellas para seguir flotando en el océano de la historia.
